“Jugábamos en Primera, pero nos quedamos sin equipo”: la realidad silenciada del fútbol femenino

Tras una década compitiendo, el equipo de fútbol femenino de Arrigorriaga se disuelve. “Éramos un equipo de barrio, pero con muchas ganas”
Fútbol femenino / Freepik

Hoy, 23 de mayo, en el Día Internacional del Fútbol Femenino, Radio Nervión da voz a dos jóvenes futbolistas que representan la realidad, a menudo silenciada, del fútbol femenino de barrio. Gorane Llamosas y Aitana Pérez, exjugadoras del equipo femenino Adiskideak de Arrigorriaga, han compartido en una emotiva entrevista la difícil situación que atravesó su equipo hasta su disolución.

«Nosotras empezamos la temporada, pero en enero tuvimos que dejarlo. No había suficientes chicas para continuar», explica Aitana. El equipo regional, en el que jugaban desde los 10 años, desapareció por falta de jugadoras, escasez de entrenadores y limitaciones presupuestarias. “Estábamos en Primera, pero llegó un momento en el que ya no se podía más”, añade Gorane, quien decidió tomarse un descanso tras una década en el club.

Aitana, por su parte, no se rindió: «Me cambié de equipo. Estoy en el Uritarra, un poco lejos, pero me han acogido genial». Su testimonio es reflejo de la pasión y entrega que tantas jóvenes ponen en un deporte que, aunque en crecimiento, sigue enfrentando barreras estructurales y sociales.

Una década de fútbol y amistad

Ambas comenzaron su andadura en el fútbol muy jóvenes, impulsadas por la curiosidad, el ejemplo de hermanos mayores y las ganas de compartir patio con sus amigas. “Empecé sin saber dar un pase”, recuerda Gorane entre risas. Aitana lo hizo con zapatillas dos tallas más grandes. No sabían de multitacos, pero sabían que querían jugar.

Durante diez años, su equipo fue más que un lugar para competir: fue cuadrilla, familia y espacio seguro. Y, sin embargo, no fue suficiente.

«No sabemos dar una patada» y otros prejuicios

En la conversación también afloraron las dificultades que muchas jugadoras aún enfrentan: comentarios sexistas, prejuicios sobre su orientación sexual, y la constante necesidad de “demostrar” que saben de fútbol. «A un chaval no le dices ‘pues da unos toques’ o ‘dime los jugadores de la temporada pasada’», denuncia Aitana. «A nosotras sí».

Las ayudas que no llegan… o que no se reparten

Aunque reconocen que hoy existen más subvenciones para impulsar el fútbol femenino, denuncian que muchas veces esas ayudas no llegan a las jugadoras. «Hay clubes que montan secciones femeninas solo para recibir las subvenciones, pero luego ese dinero no va al femenino», afirman.

En su caso, el Ayuntamiento de Arrigorriaga les ayudaba con fichas y equipamiento, pero cuando el equipo se deshizo, no hubo ni una llamada de apoyo. «No creemos que lo hayan notado mucho», lamentan.

¿Qué piden?

Si pudieran pedir algo concreto, sería esto: más visibilidad, apoyo real por parte de las instituciones, menos prejuicios y más oportunidades para que las chicas puedan jugar sin tener que pagar por ello. “Si el objetivo es fomentar el fútbol femenino, que jugar no dependa del bolsillo”, insisten.

Hoy, en este Día Internacional del Fútbol Femenino, la historia de Gorane y Aitana nos recuerda que el avance no está solo en los estadios llenos o los trofeos internacionales. Está también en no dejar morir equipos como el suyo, en sostener a las jugadoras de barrio que llevan años demostrando que sí saben dar una patada… y mucho más.


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