
Pese a un verano seco en buena parte de Euskadi, los embalses que abastecen de agua a las principales ciudades del territorio llegan al inicio del otoño en cifras tranquilizadoras. Según los últimos datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro, los grandes sistemas de almacenamiento de agua en Álava y Gipuzkoa mantienen niveles similares a los promedios de la última década, lo que garantiza, de momento, el suministro sin restricciones ni preocupaciones.
El Zadorra, al 69%
El embalse alavés de Ullibarri, el más importante del sistema Zadorra que da agua a Bilbao y Vitoria, se sitúa al 69 % de su capacidad, con 101 hectómetros cúbicos. Aunque el año pasado por estas fechas superaba el 75 %, la cifra actual está justo en la media de los últimos diez años para esta semana. Su “hermano menor”, el embalse de Urrunaga, retiene 48 hectómetros cúbicos, lo que equivale al 66 % de su capacidad. Una cifra algo inferior al 73 % del año pasado, pero también muy cercana a su media histórica del 65 %. Este descenso leve se explica en parte porque parte del agua se ha destinado a la generación de energía por Iberdrola, especialmente en la zona de Barázar, que abastece al valle de Arratia.
En cuanto al embalse de Ordunte, en Burgos pero fundamental para el abastecimiento directo de Bilbao, se encuentra al 63 %, con 14 hectómetros cúbicos, frente al 66 % que promedia la última década. Aunque más pequeño que los embalses alaveses, su papel es estratégico en el suministro del área metropolitana.
El de Añarbe, por encima de los demás
Por su parte, en Gipuzkoa, el embalse de Añarbe, que garantiza el agua a San Sebastián y varios municipios del entorno, presenta un nivel cómodo, al 75 % de su capacidad, exactamente en la media de los últimos diez años y un punto por encima de lo registrado en estas fechas en 2024.
En conjunto, los embalses vascos encaran el otoño con garantías, gracias también a la llegada reciente de lluvias, que se prevé se mantengan durante varios días. Así, tras un verano que ha dejado el norte de Gipuzkoa como excepción húmeda en un contexto general seco, la entrada en el nuevo ciclo estacional se produce sin sobresaltos ni previsiones de escasez a corto plazo. Todo indica que el sistema hídrico vasco mantiene su fortaleza y capacidad de respuesta, incluso en escenarios meteorológicos menos favorables.