La reordenación ferroviaria de Aranguren, que permitirá eliminar 12 pasos a nivel y liberar un kilómetro de vía, continúa generando debate en Zalla. El proyecto —que incluye un nuevo vial, un paso subterráneo y la demolición de al menos una vivienda— ha despertado inquietud entre parte del vecindario. Frente a esas críticas, el exalcalde Juan Ramón Urquijo sostiene que la intervención representa una oportunidad única para el barrio. “Este proyecto es muy bueno para Aranguren porque soluciona dos problemas históricos”, afirma, en referencia a las inundaciones recurrentes y la compleja red ferroviaria que divide la zona.
Urquijo explica que la actuación responde a demandas que llevan décadas sin resolverse. Recuerda que Aranguren arrastra graves problemas de inundabilidad y convive con una doble línea ferroviaria que fractura el barrio. Eliminar un kilómetro de vía y suprimir doce pasos a nivel, señala, permitirá mejorar tanto la seguridad como la calidad urbana. El exalcalde insiste en que el trabajo previo se centró en coordinar a URA, Adif, el Ministerio y el Ayuntamiento: “Era necesario ponerse de acuerdo para retirar uno de los puentes del tren y dar más luz al otro”.
Un nuevo Aranguren “más conectado y con espacios de vida”
Más allá de la seguridad, Urquijo defiende que la reordenación abrirá la puerta a una transformación urbana profunda. Afirma que las modificaciones planteadas “van a permitir un desarrollo nuevo para Aranguren”, con nuevos espacios peatonales y posibilidades de esparcimiento. Alerta, además, de que el barrio “lleva años perdiendo comercios y actividad” y confía en que esta intervención contribuya a dinamizarlo de nuevo.
Entre los puntos que más polémica han generado se encuentra el paso subterráneo proyectado. Urquijo considera que es una infraestructura de ciudad, segura y necesaria: “Es un paso ancho, iluminado y diseñado para que resulte cómodo y seguro para quienes lo usen”. A su juicio, la eliminación de una de las líneas férreas reducirá la división actual y no la incrementará: “¿Cómo va a quedar más dividido un barrio si quitamos una vía?”.
La vivienda que debe demolerse: “uno de los momentos más duros”
La actuación incluye la demolición de una casa, una situación especialmente delicada para la familia afectada. El exalcalde reconoce abiertamente la dureza del proceso: “Una de las cosas más difíciles que hice en el Ayuntamiento fue sentarme con esa familia”. Recalca que las instituciones deben garantizar una compensación justa y una alternativa adecuada: “Nuestra prioridad es que se resuelva de la mejor manera posible”.
Movilidad: conexiones garantizadas para Arangoiti
Sobre cómo afectará el proyecto a la movilidad diaria, Urquijo asegura que las personas que viven en Arangoiti mantendrán los accesos actuales. Explica que podrán seguir bajando hacia el centro “como siempre” y que el nuevo vial evitará que tengan que salir a la autovía. Considera que la actuación “mejorará los flujos de tráfico” y abrirá caminos peatonales hoy inexistentes, como el que discurrirá por la zona del antiguo apeadero.
Urquijo es consciente de que una parte del vecindario prefiere no intervenir y mantener Aranguren “como toda la vida”. Sin embargo, insiste en que la inacción también tiene consecuencias: inundaciones, riesgos ferroviarios y un deterioro progresivo del barrio. “No hacer nada siempre es una opción, pero no tengo claro que sea la mejor”, resume.