
Hoy, 27 de enero de 2025, se conmemora el 80º aniversario de la liberación de Auschwitz, el campo de concentración y exterminio nazi más infame. En este día de recuerdo, es esencial destacar la tragedia que vivieron muchos vascos durante la Segunda Guerra Mundial.
Según un informe del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos Gogora, entre 1940 y 1945, un total de 253 ciudadanos vascos fueron deportados a los campos de concentración nazis. Esta cifra supera en un 27% la estimación anterior de 186 deportados. De estos 253, 125 lograron sobrevivir, mientras que 113 fallecieron en los campos. El destino de otros 15 deportados aún es desconocido.
Desde Mauthausen hasta Auschwitz
Hubo además un grupo de 10 mujeres deportadas, casi todas llevadas a los campos por sus actos de resistencia. La mayoría fue confinada en Ravensbrück, un campo específico para mujeres. De ellas, 4 murieron, 2 constan como desaparecidas y 4 lograron sobrevivir.
Los vascos deportados fueron enviados principalmente a Mauthausen, situado cerca de Linz, Austria. Este campo fue el destino de más de la mitad de los deportados vascos y donde murieron el 65% de los fallecidos. Otros campos donde estuvieron presentes fueron Dachau, Buchenwald, Auschwitz y Ravensbrück. Las deportaciones comenzaron en 1940, cuando las fuerzas nazis ocuparon Francia, y se intensificaron durante los años siguientes.
La resistencia
La mayoría de los deportados llegaron a los campos tras ser arrestados en Francia, donde muchos participaban en la resistencia o habían buscado refugio tras la Guerra Civil española. Las condiciones de transporte eran inhumanas: los prisioneros eran trasladados en trenes de carga, en viajes que podían durar días, sin acceso a agua, comida ni espacio para moverse. Una vez en los campos, los trabajos forzados y el hambre marcaron sus días.
El informe también indica que algunos vascos fueron enviados a campos menores o a prisiones dentro del territorio ocupado por los nazis, donde sufrieron condiciones similares de abuso y explotación. La magnitud de este sufrimiento refleja una de las páginas más trágicas de la historia vasca y europea.