
Desde hace un año y medio, el Athletic Club está compitiendo a un nivel extraordinario. No es fruto de la casualidad ni de una racha puntual (ojo, que 16 partidos sin perder parecen decirse pronto, pero es una marca al alcance de muy pocos equipos), sino del trabajo, la entrega y una regularidad competitiva como hacía mucho tiempo que no veíamos. A día de hoy, el equipo sigue codeándose con los grandes, mostrando un nivel futbolístico que lo mantiene en la lucha por la Champions y la Europa League.
Por supuesto que la derrota en el Metropolitano es de las que hacen daño, por el fondo y la forma, pero creo que debe analizarse con la debida perspectiva. El Athletic no solo compitió, sino que por momentos fue superior al Atlético de Madrid. Se plantó con personalidad, les puso las cosas muy complicadas a un rival de enorme potencial y tuvo ocasiones clarísimas de gol para haber cambiado el desenlace del partido. Los palos y la falta de acierto en el área penalizaron al equipo, pero el rendimiento estuvo a la altura del nivel de exigencia que marca el rival, aspecto que muchas veces se pasa por alto. Es indudable que no es lo mismo jugar ante el Real Valladolid que hacerlo ante el conjunto colchonero.
«El Athletic Club está compitiendo a un nivel extraordinario»
Y ante rivales de este calibre, hay factores determinantes que no pueden pasarse por alto. En los partidos igualados, son los banquillos los que marcan la diferencia. Y aquí es donde el Atlético impuso su poderío. Simeone pudo dar entrada en la segunda mitad a cinco internacionales que juegan en selecciones de primer nivel: Gallagher, Giménez, Marcos Llorente, Correa y Julián Álvarez. Cabe recordar que estos dos últimos, junto con Nahuel Molina y Rodrigo de Paul, que jugaron desde el principio, fueron campeones del mundo con Argentina. Para expresarlo de forma sencilla y directa, con un ejemplo que todo el mundo pueda entender: mientras el técnico del Atlético de Madrid daba entrada a Julián Álvarez, ex del Manchester City y delantero de la selección albiceleste, Valverde apostaba por Marouan Sannadi, un joven que hasta hace un mes competía en Primera Federación con el Barakaldo C.F. y que estoy convencido de que, en un futuro próximo, nos va a deparar muchísimas alegrías. Y aunque muchas veces cueste reconocerlo, porque la pasión ciega, estos detalles terminan desnivelando la balanza. El fútbol se decide en las áreas, y la mayor parte de las veces son los delanteros los encargados de marcar las diferencias.
«El Athletic está peleando contra estructuras deportivas y económicas inmensamente superiores»
Aun con todo, los rojiblancos siguen firmando una temporada sobresaliente. El Athletic está peleando contra estructuras deportivas y económicas inmensamente superiores y, sin embargo, continúa instalado entre los mejores equipos de la Liga. La diferencia real de presupuesto y plantilla con respecto a FC. Barcelona, Real Madrid y Atlético es abismal, pero la brecha en puntos que refleja la clasificación es mucho menor de la que cabría esperar. Y eso es algo que debe llenarnos de orgullo.
Ahora toca levantar la cabeza y mirar al futuro con optimismo. Pensar en ganar la Liga era una maravillosa quimera, pero una quimera, al fin y al cabo. La temporada no se detiene y el jueves espera una nueva batalla en la Europa League contra la Roma. Aún están en juego los dos grandes objetivos del año: la clasificación para jugar la próxima edición de la Champions y alcanzar la final de la Europa League. Este equipo ha demostrado que puede competir con cualquiera. La derrota en el Metropolitano fue un palo gordo, en un día con demasiados «palos» que a todos nos costará olvidar, pero en ningún caso el final del camino. Es mucho lo que todavía nos queda por hacer…