
El 1 de mayo se celebra en buena parte del mundo el Día del Trabajador, una jornada marcada por manifestaciones, reivindicaciones laborales y actos en defensa de los derechos de quienes sostienen la economía desde todos los sectores. La fecha no es aleatoria: su origen se remonta a Chicago, en plena expansión industrial, cuando miles de personas reclamaban una jornada laboral de ocho horas.
Revolución industrial y condiciones precarias
Durante la Segunda Revolución Industrial, Chicago se convirtió en uno de los grandes motores económicos de Estados Unidos. La construcción del ferrocarril Galena and Chicago Union Road atrajo a miles de trabajadores a la ciudad. En solo diez años, la población de Illinois se triplicó, pasando de 160.000 a 480.000 personas. Este crecimiento exponencial fue acompañado de jornadas laborales de hasta 16 horas y condiciones precarias, lo que desencadenó una oleada de protestas.
Jornada de ocho horas
El punto de inflexión llegó el 1 de mayo de 1886, cuando la Federación de Sindicatos y Organizaciones Gremiales de EE. UU. y Canadá convocó a la clase trabajadora a imponer la jornada de 8 horas. Aunque muchas empresas cedieron, otras no lo hicieron, lo que derivó en la revuelta de Haymarket el 4 de mayo. En aquella protesta, una explosión y la posterior represión dejaron un saldo trágico y la condena a muerte de ocho sindicalistas anarquistas, conocidos desde entonces como los «mártires de Haymarket».
La repercusión fue internacional. En 1889, Francia instauró oficialmente el 1 de mayo como el Día del Trabajador, y muchos países europeos y latinoamericanos siguieron su ejemplo. Sin embargo, Estados Unidos decidió desvincularse de esa fecha por el carácter revolucionario del suceso. En su lugar, desde 1894 celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre, una decisión tomada por el presidente Grover Cleveland para evitar connotaciones radicales. La festividad se inspiró en un desfile organizado en Nueva York por los Caballeros del Trabajo en 1882, mucho antes de Haymarket.
Hoy en día, más de 80 países celebran el 1 de mayo como una jornada de lucha y reconocimiento al movimiento obrero, mientras que el país que inspiró la efeméride prefiere mirar hacia otro lado.