
Hay derrotas que no pesan como piedras, sino que retumban como tambores de guerra en la oscuridad de la noche. Ayer, San Mamés fue testigo de un marcador cruel: 0-3 frente al Manchester United. Pero no confundamos el resultado con la rendición, algo que entendieron bien los aficionados de la grada popular, insuflando ánimos a los jugadores nada más acabar el partido. Porque, si hay un equipo en el mundo que jamás baja la cabeza, que jamás se esconde ante la adversidad, que jamás da un partido por perdido, ese es el Athletic Club.
Yo creo en ti, Athletic. ¡Vaya que si creo!
Repítelo conmigo: yo creo en ti, Athletic.
Proclamadlo con ilusión a los cuatro vientos: yo creo en ti, Athletic.
Que se escuche alto y claro allá por donde vayamos, con la firmeza propia de quienes sabemos que nuestra filosofía no es una norma, sino un acto de fe que va más allá de toda lógica. Y esa convicción, la que nos ha convertido en un caso único en la historia del fútbol mundial, es la que me lleva a afirmar con rotundidad que la remontada es posible. ¡Claro que es posible!
Y creemos porque somos leones, y un león nunca teme a nada, ni siquiera a Old Trafford. Porque la casta rojiblanca no entiende de imposibles: se alimenta de ellos. Porque nuestra afición jamás le da la espalda al equipo, ni siquiera cuando todo parece perdido; estarán allí, viajarán, cantarán y animarán hasta dejarse la garganta y el corazón.
Creemos porque ya hicimos lo imposible una vez en Old Trafford, y aquel día, cuando Europa nos miró, comprendió que en Bilbao no solo se juega al fútbol, sino que se representa a todo un pueblo. El orgullo de vestir esta camiseta pesa más que cualquier millón de libras del rival.
Creemos
Creemos porque tenemos memoria, y sabemos que las grandes victorias empiezan a gestarse cuando nadie cree en ellas. Porque cuando la cabeza te dice que no, el corazón grita con fuerza que sí. Creemos, porque, cuando caemos, nos levantamos más fuertes que nunca, como solo lo hace quien lleva estos colores impresos en su ADN.
Creemos porque somos el Athletic Club, y eso significa no rendirse jamás. Y, sobre todo, creemos porque cuando este equipo cree, absolutamente todo es posible.
Dentro de una semana, en el viejo Teatro de los Sueños, recordaremos que las gestas épicas no entienden de lógicas ni de estadísticas. Se construyen con alma, con coraje y con esa bendita locura de creer en lo que nadie más se atreve siquiera a imaginar.
¿Que estamos rematadamente locos? ¡Por supuesto que lo estamos!
No hay mayor locura que ser del Athletic.
Convirtamos Old Trafford para el United en el Teatro de las Pesadillas.
Creer es poder, y yo creo en ti, Athletic.
Desde luego que creo. Nunca dejo de hacerlo. Nunca dejéis de hacerlo…