Vicente, padre de una alumna de primer curso de Primaria en el colegio Iruarteta de Bilbao, lleva meses viviendo una situación que califica de insostenible. Su hija forma parte del aula LH1 C, donde un niño con brotes violentos ha agredido a prácticamente todos sus compañeros desde el inicio de curso. Entre otros episodios, su hija fue atacada de forma especialmente brutal: “Le golpeó la cabeza contra el pupitre varias veces y le dejó dolor en la mandíbula”, relata Vicente con preocupación.
Meses con esta situación
La situación, denuncian las familias, se mantiene desde septiembre y no ha recibido respuesta efectiva por parte de las instituciones educativas. “Los niños tienen miedo y no quieren ir a clase”, afirma Vicente. “Al principio pensábamos que era algo puntual con una niña, pero después nos dimos cuenta de que era algo más serio porque era con todos los compañeros”.
El caso de su hija no es aislado. Las familias relatan agresiones diarias: clavar un lápiz en el cuello, tirar una silla en la cabeza y golpes contra un perchero metálico. Otros episodios incluyen orinar encima de una compañera y mordiscos a profesores.
Quejas que no llevan a ningún lado
El padre afirma que las familias han seguido todos los pasos oficiales: “Hemos hablado con dirección, con inspección, con el Ararteko, los partes médicos… pero al final no hacen nada”.
Según cuenta, desde el centro les trasladan que no pueden actuar sin un informe clínico: “Dirección no puede hacer nada. Si no hay informe psicológico no pueden hacer nada. En psiquiatría no quieren hacerle un estudio porque dicen que es muy pequeño”.
La profesora titular del aula está de baja por estrés, mientras el resto del alumnado ha sido evacuado varias veces para contener al menor. “Es muy triste que tu hijo te diga que tiene miedo de ir a clase y saber que le están pegando. Es muy violento, a veces han tenido que ir tres profesores a bloquearlo. Tiene 6 años”, cuenta Vicente.
Concentraciones frente al colegio
Las familias han convocado movilizaciones del 5 al 9 de mayo, entre las 9:00 y las 9:15, frente a la entrada de Primaria del colegio. Exigen que el menor reciba atención adecuada y que se garantice un entorno seguro para el resto del alumnado: “Al final va a terminar mal. Las instituciones no salen del bucle, existe un protocolo que no sirve para este caso”.
