OPINIÓN - Iker Fernández

Un Athletic de ensueño

La opinión de Iker Fernández sobre la temporada del Athletic
Bilbao Basket

Cuando el Athletic selló su billete a la Champions, no solo aseguraba su presencia entre la aristocracia del fútbol europeo. Estaba lanzando un mensaje mucho más profundo: este equipo no se conforma. No vive de lo conseguido, sino de lo que queda por conquistar. Hemos conseguido igualar nuestra mejor puntuación en LaLiga. 70 puntos como en la temporada 2013/14, también con Valverde de técnico, y clasificados para la Champions League acabando cuartos.

Porque sí, resistir el empuje final de dos escuadras en plena ebullición como Villarreal y Betis no era tarea sencilla. Aguantar el tipo después del golpe emocional que supuso caer en Old Trafford, con el riesgo de desinflarse como tantos otros lo han hecho tras un revés continental, tiene un mérito enorme. Pero este equipo se levantó. Viajó a Getafe y a Valencia con la digestión aún a medio hacer, y salió de ambas plazas con el carácter que distingue a los grandes.

Desde diciembre se agarró a la cuarta plaza como si no hubiera un mañana, la hizo suya. La defendió con uñas y dientes hasta el final, y aunque no logró asaltar la tercera posición del Atlético, lo tuvo contra las cuerdas. Si esto no es una temporada para enmarcar, que baje Dios y lo vea.

Y ahora, con la cabeza fría y las piernas aún temblando, toca mirar hacia adelante. Porque el listón, lo queramos o no, está altísimo. El Athletic ha devuelto la ilusión a una afición que ya no quiere cuentos de nostalgia ni épicas pasadas: quiere competir. En la Champions, sí, pero también en la Supercopa, en la Copa y en cada partido de LaLiga. Porque este equipo ha demostrado algo que no se entrena: ambición.


» Y ahora, con la cabeza fría y las piernas aún temblando, toca mirar hacia adelante. Porque el listón, lo queramos o no, está altísimo»


Muchos, desde fuera, pensaban que ser cuarto o quinto era casi lo mismo. Error. En Lezama no se entiende así. Aquí se quiere ir a por todas. Aquí se quiere disfrutar, sí, pero compitiendo. Y si toca medirse a transatlánticos europeos, que así sea. El Athletic se sube a ese barco con su propia identidad, sin fichajes millonarios ni escudos prestados.

Empieza ya el trabajo de despachos, el silencioso: hacer la lista de la compra, planificar la plantilla, reforzar lo que se pueda sin traicionar lo que se es. Porque esta próxima temporada exigirá aún más. Vaya, si lo va a hacer. Pero si algo ha quedado claro este curso es que este Athletic no se arruga. Que no se deja ir. Que quiere más.

Y lo mejor de todo es que nadie duda de que lo va a pelear. ¡Aupa Athletic!


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