
El Ayuntamiento de Bilbao ha dado un paso adelante para transformar varias plazas urbanas excesivamente asfaltadas en espacios más verdes y habitables. El plan afecta a las llamadas ‘plazas duras’ construidas sobre aparcamientos municipales subterráneos, como las de Kirikiño, La Grúa, Gaztelapiko, el Ensanche y La Casilla, donde ya existen diseños para introducir vegetación y sombra.
Con limitaciones pero posible
La medida, impulsada a raíz de una moción de EH Bildu y apoyada por el equipo de gobierno, tiene como objetivo mejorar la calidad ambiental y combatir fenómenos como las islas de calor urbanas, que afectan especialmente a zonas con poco arbolado y gran presencia de hormigón.
Aunque se trata de espacios con limitaciones estructurales por estar sobre infraestructuras subterráneas, el Consistorio ha recordado que ya ha logrado integrar zonas verdes en otras plazas similares, como la de Euskadi, Pío Baroja o San Pedro.
Esta actuación busca adaptar la ciudad a los efectos del cambio climático, mejorar la salud pública y ofrecer espacios urbanos más agradables, funcionales y sostenibles para los vecinos.