Se cumplen once años. Un 8 de julio del 2014 dejaba de funcionar el ascensor de Begoña que permitía la comunicación en pocos minutos entre el Casco viejo y el barrio de bilbaíno. La empresa concesionaria, Ascensores a Begoña S.A, alegó que el servicio no era rentable y no podía seguir asumiendo su mantenimiento. A partir de entonces comenzó un larga batalla judicial entre el Gobierno vasco y la empresa que llegó a solicitar 600.000 euros para entregar la concesión . El Tribunal Supremo ha terminado dando la razón al ejecutivo vasco en contra de las pretensiones de la empresa concesionaria y ha abierto el camino para lo que era el deseo de los usuarios que se encontraban con dos posibilidades para salvar los 351 agotadores escalones: subir andando por Mallona o utilizar el ascensor del metro.
A un paso de la reapertura
Con esta batalla ganada el Ayuntamiento de Bilbao integrará el elevador de Begoña en su red municipales de ascensores y lo reabrirá gratis y durante las 24 horas del día, una vez que el Gobierno Vasco se lo entregue con todas las condiciones cerradas, hay que recordar que el ascensor sigue siendo propiedad de la concesionaria que levantó la infraestructura en 1945, obra de Rafael Fontán, con una concesión de 99 años.
Hay muchos recuerdos entorno a este ascensor, jubilado de forma forzosa, de arquitectura singular que nos permite ver su estructura de hormigón de 54 metros y con un galería mirador arriba que nos dejaba disfrutar de una inmejorables vistas de la ciudad.
Se ve la luz al final del túnel para recuperar uno de los iconos de la ciudad y además un servicio continuado y gratis que devolverá recuerdos y permitirá crear nuevos a aquellos que no han podido utilizarlo.
