
En la calle General Salazar de Bilbao, los vecinos están hartos. En lo que vamos de año han soportado al menos cinco incendios, que han acabado con todos los contenedores y han afectado a fachadas y vehículos. El último ocurrió la madrugada del sábado al domingo, en la parte cercana a La Casilla, y afectó a dos puntos. En uno de ellos una moto quedó destruida, es la de la imagen que acompaña la noticia.
Las llamas llegaron hasta la tercera planta, según nos cuentan los dueños de las viviendas, que no fueron desalojados y vivieron momentos de angustia: «Yo me desperté a las cuatro menos cuarto y el calor ya estaba dentro de la vivienda. No sabía que pasaba. Pillé la manguera de la comunidad y eché agua hasta que me dijeron que me metiese para dentro, creo que los bomberos», nos relata uno de los afectados. La situación ya ha llegado a un límite: «Tuve que despertar a mi madre de 86 años y vestirla, por si acaso. Si no me doy cuenta, igual por la mañana me la encuentro pajarito por el humo».
Unos metros más allá, también se quemaron varios contenedores. Aquí el fuego afectó a un vehículo y a una tienda de motos: «Me han roto el cartel, las persianas no las puedo bajar, los cristales están rotos. Calculamos que los gastos pueden ser de 10.000 euros pero de momento nadie quiere hacerse cargo de ellos. La aseguradora me pasa al ayuntamiento y estos me dicen que no es de ellos, que es un acto vandálico», nos cuenta el dueño del comercio.
Creen que es un pirómano
El 24 de julio, esa noche también fue larga en otro punto de General Salazar. Aquí las llamas fueron más virulentas aún. Diez días más tarde se puede ver la fachada destruida, los contenedores y tuberías abrasadas. La pensión, que está justo ahí, tuvo que ser desalojada: «Fue una auténtica pasada», recuerdan.
En diciembre contabilizaron otro, y en la rotonda de la plaza de toros también hay marcas de contenedores quemados que parecen recientes: «Hay gente que cree que ese alguien del barrio y otros no pensamos que alguien de aquí pueda hacer esto», afirma una vecina. «Yo creo que es un pirómano. Después de aquí a las cinco también quemaron en Matiko, parece que hizo una ruta. Si le pillan deberían encerrarle en un manicomio. Esto es una enfermedad, empiezan y ya no paran y nada de una multa, ¡que le encierren!».