
Si buscas un rincón único en la costa vasca, Elantxobe es uno de esos lugares que no se parecen a ningún otro. Este pequeño municipio de Bizkaia, incrustado en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai, es considerado uno de los pueblos más originales de Euskadi por su espectacular ubicación, su trazado urbano y su carácter marinero intacto.
Un pueblo colgado del monte Ogoño
Lo primero que sorprende al llegar a Elantxobe es su orografía imposible. Las casas se alinean en vertical sobre una ladera escarpada que cae directamente al mar, formando una especie de anfiteatro natural sobre el puerto. El trazado urbano, con calles empinadas, escaleras y cuestas infinitas, obliga a caminar despacio… y a mirar hacia arriba.
Este peculiar diseño no es casual. Elantxobe nació como puerto pesquero en el siglo XVI y, al no haber espacio llano, las casas fueron construyéndose adaptándose al terreno. El resultado es un laberinto de callejuelas que parecen suspendidas en el aire y que ofrecen vistas espectaculares del mar Cantábrico.
Pese al paso del tiempo, Elantxobe ha sabido conservar su alma de pueblo marinero. Las fachadas de colores, los muros de piedra, las barandillas de hierro forjado y el puerto con sabor a salitre conforman una estampa que parece sacada de una película. Aquí no hay grandes cadenas ni turismo masificado: todo respira autenticidad y calma.
Uno de los elementos más curiosos es su plataforma giratoria para autobuses, única en Euskadi. Debido a la dificultad de maniobrar en calles tan estrechas, se instaló este sistema que permite a los autobuses dar la vuelta sobre sí mismos. Un detalle que deja con la boca abierta a más de un visitante.
Elantxobe, belleza con desafíos
Este pequeño gran pueblo no es solo belleza. También enfrenta retos importantes: su población envejece y las empinadas cuestas dificultan el acceso a personas mayores o con movilidad reducida. Por eso, el Ayuntamiento ya trabaja en la instalación de un ascensor urbano que conecte la parte alta con la zona baja y el puerto.
Aun así, Elantxobe no deja de recibir visitantes que se enamoran de su encanto único. Es el lugar perfecto para una escapada tranquila, para disfrutar de pescado fresco en los restaurantes del puerto, o para simplemente perderse entre sus cuestas y descubrir rincones con alma e historia.
Si estás organizando una ruta por la costa de Bizkaia, Elantxobe es parada obligatoria. No solo por su arquitectura y su paisaje, sino por el modo en que combina naturaleza, tradición y originalidad. Es un pueblo que no se olvida, que se graba en la memoria y que siempre invita a volver.