
Este sábado, el Partido Nacionalista Vasco ha vivido un momento profundamente simbólico y emotivo: la recuperación oficial de su histórica sede en París, ubicada en el número 11 de la avenida Marceau. Un edificio cargado de memoria, que fue arrebatado al PNV durante la ocupación nazi y posteriormente entregado al régimen franquista. Hoy, casi 90 años después de su compra, vuelve a manos del nacionalismo vasco gracias a la Ley de Memoria Democrática.
El inmueble fue adquirido por el partido en septiembre de 1936, poco antes de que José Antonio Aguirre jurara como primer lehendakari. La compra fue posible gracias al apoyo económico de la diáspora vasca en América, y el lugar funcionó como refugio político y diplomático durante los años más duros de la Guerra Civil y el exilio.
Sin embargo, con la entrada de los nazis en París y la colaboración del franquismo, el edificio fue incautado y ocupado, dejando al PNV sin su espacio de referencia en el exterior durante décadas. Tras numerosas reclamaciones históricas, una investigación reciente acreditó la propiedad del partido, abriendo la puerta a su restitución.
Gran representación institucional
Este acto de recuperación ha contado con una amplia representación institucional. Han acudido a París la dirección actual del Euzkadi Buru Batzar, la anterior Ejecutiva, el lehendakari Imanol Pradales y varios consejeros de su gabinete, así como cargos jeltzales en el Congreso, el Senado, el Parlamento Europeo y las Juntas Generales de los tres territorios.
La restitución del número 11 de la avenida Marceau no es solo una victoria legal, sino también un ejercicio de justicia histórica. Supone cerrar una herida abierta en la memoria del exilio vasco, y devolver al nacionalismo vasco un símbolo de resistencia, dignidad y continuidad política en los momentos más oscuros del siglo XX.