En 1994, la ría de Bilbao vivió una historia tan insólita como entrañable: la llegada de Txata, una foca que apareció en la zona del gasolino tras, según se cree, haber seguido la estela de un barco. Con el paso de los meses, el animal se convirtió en un rostro familiar para los bilbaínos, hasta el punto de ser considerada una vecina más.
El programa El otro Bilbao, de Telebilbao, dirigido por Fernando Muñoz, dedicó una mañana a retratar la convivencia de Txata con los habitantes de la ría. Allí, uno de sus mejores amigos, el botero José Antonio, relató cómo la foca llevaba ya seis o siete meses instalada en la zona y confiaba en que, tras marcharse en verano, regresaría tiempo después.
Una foca cariñosa y querida
Según contaba el botero, Txata se alimentaba de muxarras y lubinas, y mostraba un carácter sorprendentemente cercano con quienes se acercaban a ella. Sin embargo, no todo eran gestos de afecto: algunos niños le arrojaban piedras, algo que preocupaba a sus cuidadores improvisados.
Pese a esos episodios, la foca se ganó el cariño general. Para muchos, su presencia se convirtió en un símbolo de aquel Bilbao en transformación, un recuerdo entrañable de hace más de treinta años que aún hoy permanece en la memoria colectiva.
A continuación pueden ver el reportaje completo que hizo Telebilbao en el programa El otro Bilbao