
Acaba de llegar de realizarse sus curas diarias y ha accedido a una entrevista. Quiere hablar porque también se siente víctima de la justicia. Camina lento y le ha costado salir de casa, tiene hasta nueve puñaladas. La más grave, la del cuello: “Un centímetro más y no lo cuento”, asegura el joven agredido el pasado jueves en Jardines de Albia.
No quiere salir pero quiere explicar lo que pasó: “Salí con una chica de fiesta y quedé con ella en el entorno del Museo Guggenheim. Cuando llegué, esta persona, que no conocíamos ninguno, le estaba pidiendo un cigarrillo a la chica. Le pedí que la dejara en paz. En ese momento se enfadó, diciendo que la chica era suya, rompió una botella y me amenazó con ella”, relata. En ese momento llegaron unos amigos de la pareja y se marcharon a casa. Al día siguiente, el jueves a las nueve de la noche, en Jardines de Albia, el agresor se les volvió a acercar: “Te estaba buscando, te voy a matar”, asegura que le dijo.
El joven se levantó y respondió que no quería problemas. Sin embargo el agresor siguió insultando: “Le dice a ella que se callase, que era una zorra, y ahí le digo que no la insulte. Entonces veo que saca de la parte derecha una especie de puñal que logro ver y pude medio esquivar, pero no me da tiempo a más y me lo clava en el hombro derecho”. Caen al suelo, forcejean, e intenta quitarle el arma, pero el agresor le asesta varias puñaladas: “Logré retenerlo 15 minutos hasta que llegó la policía, y sus amigos me pedían que lo dejara ir. Se intentó ir, pero como pude, volví a cogerle”, relata. Cuando llegan los sanitarios le curan y se lo dejan claro “Un centímetro más y estaríamos reanimándote”.
El atacante ya está en la calle
El joven acudió a la comisaría de la Ertzaintza en Deusto, donde los agentes le confirmaron que el atacante había sido detenido y que se encontraba en custodia a la espera de que el juez decidiera su situación. Le explicaron que se trataba de un presunto delito de tentativa de homicidio y que podía estar tranquilo. Sin embargo, el domingo, mientras se dirigía al metro, tras desayunar en Indautxu, se lo encontró de nuevo en la calle. “Giro una esquina y le veo con unos amigos. Me miran y se empiezan a reír. Pero, a ver, ¿no se supone que tiene que estar detenido?”.
Llamo de nuevo a la policía: “Me dicen que no pueden hacer nada, que si el juez decide dejarle libre con cargos, está en su derecho”. El joven ahora teme por su seguridad. “Tengo miedo de salir a la calle, me conocen. Yo creía en la justicia, pero veo que no vale para nada”.
Entrevista completa en Telebibao.