Fiesta, solidaridad y reivindicación en el triunfo de la Euskal Selekzioa ante Palestina

En lo meramente deportivo, plácido triunfo de los de Jagoba Arrasate (3-0) frente a una voluntariosa Palestina
Foto de familia de la Euskal Selekzioa y Palestina / Palestine FA

El fútbol fue lo de menos en una jornada festiva, pero también reivindicativa y solidaria con el genocidio que ha sufrido el pueblo palestino. En lo futbolístico, la Euskal Selekzioa derrotó a Palestina por tres a cero en un partido donde lo más importante se vivió antes de que echara a rodar el balón. La grada de San Mamés regaló varias sonoras ovaciones a la selección palestina cuando saltó al césped y se retiró en el calentamiento, así como cuando volvió a saltar al césped. Notoria presencia institucional en el palco. Además de representantes del Gobierno Vasco, encabezados por el lehendakari Imanol Pradales, la ministra de Juventud e Infancia Sira Rego también estuvo presente. 51.396 espectadores se congregaron en San Mamés para un encuentro cuya taquilla se donará íntegramente a Médicos Sin Fronteras para colaborar en la reconstrucción de la Franja de Gaza.

El primer gol llegó antes de cumplirse el minuto cinco de partido: Unai Elgezabal cabeceó sin excesiva oposición un saque de esquina. A partir de entonces, dominio total y absoluto de los de Jagoba Arrasate con un Kike Barja muy incisivo por la banda izquierda. La selección de Palestina lo probó tras una contra por mediación de Battat, pero su disparo salió desviado a córner tras tocar en un defensa. Tamer Seyam levantó también una ovación de la grada tras tirarle un caño al realista Gorrotxategi.

Conforme avanzaban los minutos la selección palestina se iba encontrando cada vez más cómoda. Y eso que la Euskal Selekzioa estuvo cerca de marcar el segundo con sendos disparos desde fuera del área de Kike Barja y Jon Guridi. Pero más que en el césped, la fiesta estuvo en la grada. Se hizo la ola, se cantó el Txoria txori y se reivindicó la libertad de Palestina y la oficialidad de la Euskal Selekzioa. Lamentablemente, el partido tuvo que pararse unos segundos por el lanzamiento de una bengala al césper, pero no fue más que un incidente aislado.

Tras esto, el partido bajó bastantes revoluciones, hasta que en los compases finales de la primera mitad González Esteban señaló penalti de Wadji Mohammed sobre Hugo Rincón. Gorka Guruzeta convirtió la pena máxima, engañando al guardameta. Un resultado incluso corto para lo que se vio sobre el terreno de juego de San Mamés.

Emotivo minuto de silencio por las víctimas del genocidio en Palestina (Foto: EFF-FVF).

Una segunda parte con más fiesta en la grada que en el césped

Al descanso, se homenajeó a la selección vasca de pelota que compite en la Liga de Naciones por tratarse de la primera federación vasca que ha competido de manera oficial. Con las cestas arriba, los pelotaris hicieron también un pasillo de honor a los jugadores de Palestina.

Jagoba Arrasate introdujo siete cambios en el descanso: Marrero, Gorosabel, Jorge Herrando, Ander Guevara, Ruiz de Galarreta, Pablo Ibañez y Nico Serrano. A diferencia de lo que sucedió ante Uruguay el año pasado, el técnico de Berriatua no tuvo ningún problema en realizar todas estas sustituciones.

Con piernas frescas sobre el terreno de juego, la Euskal Selekzioa siguió dominando la posesión del balón, aunque mucho menos incisivos que en la primera mitad. En el minuto 60 Arrasate introdujo otros cuatro cambios para así renovar la alineación completa: Lekue, Unai García, Izeta y Oier Zárraga entraron al campo por Aihen Muñoz, Igor Zubeldia, Kike Barja y Gorka Guruzeta.

No tuvo mucha más historia esta segunda mitad que por momentos fue un rondo, con los palestinos corriendo detrás del balón sin poder hacer nada. Tan solo Nico Serrano, con un centro que se envenenó y con un lanzamiento de falta, creó algo de peligro. Urko Izeta rompió el letargo anotando el tercero tras una gran acción en espacios reducidos donde se zafó de la defensa palestina y a punto estuvo de hacer el cuarto con un buen cabezazo.

Sin entretenerse con lo que veían en el campo, la fiesta volvió a estar en la grada. Volvieron a hacer la ola y después, pidieron la liberación de Palestina con las linternas de los teléfonos. Así transcurrieron los minutos hasta que González Esteban decretó el final de un encuentro en el que el fútbol fue lo menos importante.


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