Somos el equipo de enfermería del Servicio de Oncología y Hematología del Hospital de Cruces, un grupo de profesionales que cada día acompaña a pacientes y familias en algunos de los momentos más delicados de sus vidas. Lo hacemos con dedicación, humanidad y respeto, porque creemos profundamente en el valor del cuidado. Sin embargo, hoy sentimos la necesidad de explicar la difícil realidad en la que trabajamos y cómo esta afecta directamente a la seguridad y al bienestar de quienes atendemos.
La falta de personal se ha convertido en un problema estructural que pone en riesgo una atención segura y digna. En turnos de noche, llegamos a ser únicamente tres enfermeras para atender a 51 pacientes, incluidos aquellos que han recibido un trasplante y se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad. Esta desproporción hace imposible ofrecer los cuidados que cada
persona merece y dificulta responder con rapidez ante cualquier complicación. No se trata de una queja rutinaria, sino de una llamada de auxilio para evitar que esta precariedad se normalice.
“La falta de personal se ha convertido en un problema estructural que pone en riesgo una atención segura y digna”
A esta escasez de profesionales se suman cambios organizativos que agravan la situación. Se nos indica que pueden subir pacientes desde Urgencias sin previo aviso, incluso cuando estamos atendiendo urgencias o cuando no contamos con los recursos necesarios para recibirlos adecuadamente. Esto implica que podéis llegar con disnea, dolor o cualquier necesidad urgente sin que exista personal disponible de inmediato para valorarlo. Sabemos lo angustioso que puede ser para vosotros, y también para nosotras, que nunca dejamos de intentar estar a vuestro lado a
pesar de nuestras limitaciones.
Además, cada día aumentan los tratamientos nuevos, sus efectos secundarios y las complicaciones asociadas. La complejidad de los cuidados se ha multiplicado, pero los recursos no. Nuestra planta atiende terapias avanzadas, inmunoterapias, trasplantes y procedimientos que requieren una vigilancia especializada. Sin embargo, no existe un reconocimiento real de que no somos una planta de hospitalización básica. El nivel de exigencia clínica y técnica es superior, y aun así seguimos trabajando con ratios que no reflejan esa complejidad.
“La complejidad de los cuidados se ha multiplicado, pero los recursos no”
También se nos pide realizar procedimientos como retirar infusores de quimioterapia a pacientes que no figuran ingresados, sin posibilidad de registrar el acto ni contar con un médico
responsable asignado. Estas prácticas, lejos de garantizar un cuidado seguro, nos sitúan en una posición profesional y ética muy comprometida. Queremos ayudar en todo momento, pero sin un respaldo adecuado, estas acciones pueden suponer riesgos tanto para el paciente como para el profesional.
Nuestro compromiso con quienes cuidamos es profundo. Por eso nos duele no poder ofrecer la atención que consideramos digna y segura. La calidad asistencial no depende únicamente de nuestra voluntad, sino de condiciones que permitan ejercer nuestra labor con garantías: personal suficiente, organización coherente y recursos adecuados. Cuando estos elementos fallan, las consecuencias recaen directamente en los pacientes y sus familias.
“Alzamos la voz porque creemos que todavía es posible mejorar”
No buscamos señalar culpables ni generar enfrentamientos, sino compartir con transparencia una realidad que muchas veces queda oculta tras nuestra vocación y nuestro esfuerzo. Detrás de cada turno hay profesionales cansados, preocupados y, aun así, entregados. Profesionales que continúan luchando para que cada paciente reciba el cuidado que merece, incluso cuando las circunstancias lo dificultan todo.
Alzamos la voz porque creemos que todavía es posible mejorar. Lo hacemos por vosotros, por vuestra seguridad y por la dignidad del cuidado que nos comprometemos a ofrecer. Porque la salud de quienes atendemos exige algo más que buena voluntad: necesita condiciones reales que permitan cuidar bien. Solo así podremos seguir acompañándoos como merecéis.