En este Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la asociación Askabide, con más de 40 años de trayectoria en la ciudad, lanza una llamada urgente a la reflexión: muchas de las mujeres que ejercen la prostitución han sufrido violencia machista y, desde el miedo, el estigma y la desconfianza, han permanecido en silencio.
Reconocer la dignidad de cada mujer
Desde su creación en 1985, Askabide trabaja sin descanso para tender un puente de acompañamiento, inclusión y apoyo a personas que ejercen la prostitución y a mujeres en situación de exclusión social. Su misión es clara: reconocer la dignidad de cada mujer, visibilizar su realidad, ofrecer espacios de apoyo seguro y denunciar las desigualdades que enfrentan.
Realidad escondida tras prejuicios
En sus talleres anuales de prevención de la violencia machista, Askabide recoge testimonios como el de una mujer que confiesa: “Sí, yo también… me lo he callado… ¿dónde voy a ir? ¿Quién va a creer a una puta?”. Estas palabras no son anecdóticas, sino el reflejo de una realidad que muchas veces queda escondida tras prejuicios. “Se cuestiona a las mujeres que ejercen la prostitución cuando dicen que han sufrido agresiones; se las culpa por estar en esa situación”, denuncian desde la asociación.
Reconstrucción de una vida
Askabide lleva años trabajando para romper esos discursos de culpabilización y revictimización. Su programa de “Atención diurna” ofrece un espacio seguro con servicios personalizados: acompañamiento psicosocial, asesoría jurídica, formación ocupacional, apoyo sanitario y talleres educativos. Estas intervenciones no solo ayudan a gestionar situaciones urgentes, sino que también promueven la reconstrucción de una vida con apoyo y dignidad.
Pisos de emergencia social
Además, Askabide gestiona un Piso de Emergencia Social, donde mujeres en situaciones críticas —como explotación, violencia física o psicológica, falta de red o precariedad económica— reciben alojamiento, orientación y acompañamiento para recuperar su autonomía.Un elemento fundamental de su trabajo es la mediación comunitaria. El equipo de intervención incluye mujeres que han ejercido la prostitución y personas con experiencia directa, lo que facilita la confianza y el diálogo genuino. “Tienen un conocimiento que no puedo tener yo”, comentan en Askabide sobre estas mediadoras, que permiten construir puentes reales.
Programas específicos
Askabide también mantiene programas específicos contra la trata con fines de explotación sexual. A través de estos proyectos, ofrecen recursos para prevenir la trata, sensibilizar sobre las violencias estructurales y garantizar la protección de quienes están en riesgo.
Ofrecer apoyo real
En el contexto del 25N, Askabide lanza su campaña #YoSíTeCreo, dirigida a toda la sociedad. No es solo un mensaje para las instituciones: es un reclamo para la ciudadanía. La intención es visibilizar el estigma que enfrentan estas mujeres cuando denuncian, y al mismo tiempo pedir empatía y responsabilidad. No se trata de juzgar sus decisiones, sino de reconocer su vulnerabilidad, reivindicar sus derechos y ofrecerles apoyo real.
La presidenta de Askabide, Miriam Santorcuato, afirma que muchas de estas mujeres llegan a Bilbao sin red, sin papeles, con un idioma que no dominan, y con una vida marcada por la precariedad. Aun así, encuentran en Askabide un lugar donde pueden tomar impulso, ser escuchadas y construir su propio camino.