El actor durangarra Aitor Arabiourrutia, afincado desde hace dos años en Madrid, vive uno de los momentos más visibles de su carrera gracias a su participación en el anuncio del Extra de Navidad de la ONCE (que puedes ver aquí). El intérprete celebra esta oportunidad, que le ha permitido aparecer en televisión en una campaña con gran alcance mediático. “Ha sido una campaña bastante guay porque está bien salir en la tele”, afirma sobre un trabajo que, asegura, es de los más reconocibles hasta la fecha.
Arabiourrutia explica que este proyecto le ha llegado gracias a su agente, que le envía castings de forma habitual. Antes de llegar a Madrid, su trayectoria se centraba sobre todo en el teatro, donde asegura que se ha formado y desarrollado como actor.
Del periodismo a la interpretación
El durangarra reconoce que su camino no fue siempre el de la interpretación. “El periodismo me gustó, siempre me ha gustado”, recuerda, aunque subraya que la actuación estuvo presente desde el principio. Durante la carrera comenzó a apuntarse a grupos de teatro universitario y ahí descubrió que quería dedicarse de lleno a esta disciplina. “Se encendió de nuevo ese gustillo por la interpretación y entonces ya decidí ir a por ello”, explica.
Su mudanza a Madrid estuvo motivada por las mayores oportunidades que ofrece la capital. “En Madrid sí que es verdad que hay muchas más oportunidades, pero es que también hay mucha más gente. Entonces también es una jungla”, señala. Aun así, destaca que enviar material a más profesionales aumenta las probabilidades de que alguien se interese por su perfil.
«Es un acto de fe»
Pese a su avance profesional, Arabiourrutia admite que no puede dedicarse exclusivamente a la interpretación. “Hay que tener un sueldo fijo al mes, porque al final el alquiler lo tienes que pagar igualmente”, explica. En Madrid trabaja como game master en una escape room, un empleo flexible que compagina con proyectos de teatro y publicidad.
Para él, la vida del actor es incierta: “El resto es un acto de fe, porque estas cosas, este tipo de trabajos salen…” Y añade: “Es un acto de fe de que van a seguir saliendo y que por si acaso tienes otro trabajo fijo”. Antes de estabilizarse un poco, llegó a encadenar tres empleos a la vez: panadería, clases extraescolares y la escape room.
Este año ha participado también en una campaña de LaLiga Oreo, que tuvo una enorme difusión. Aunque confiesa que es “bastante vergonzoso” y le impactó estar en una publicidad tan grande, reconoce que fue un trabajo importante que incluso llegó a marquesinas de autobús.
Elegir con cabeza
Aitor tiene claro que, si pudiera escoger, elegiría el teatro. “Me gustaría hacer teatro. También por continuar un poco con ese, entre comillas, anonimato”, admite. Le atraen los ensayos, los procesos creativos y la magia del directo. Sin embargo, también sabe que los trabajos audiovisuales ofrecen mejores condiciones económicas: “No puedo rechazar cualquier tipo de trabajo que tenga que ver con la interpretación, porque lo hago igual y lo hago a gusto”.
El actor reconoce que, en su situación actual, el aspecto económico pesa mucho a la hora de decidir entre un proyecto u otro. “Al final tengo que comer”, resume con sinceridad.
Aun así, mantiene vivo su objetivo de seguir creciendo. Con más castings, más visibilidad y más proyectos, ese “acto de fe” que guía su carrera comienza a encontrar pequeñas certezas. Mientras tanto, sigue trabajando, formándose y sumando experiencias que le acercan a su sueño.