La exposición Chacolí, el vino vasco con nombre propio —sí, sí, con ch—, abierta en el Museo del Txakoli de Bakio, ofrece uno de sus espacios más impactantes: la recreación del caserío Balanda, un antiguo enclave chacolinero donde se conservaban herramientas y utensilios empleados en la elaboración tradicional del vino. Esta reconstrucción sumerge al visitante en una bodega histórica creada a partir de piezas auténticas, recuperadas del propio caserío y seleccionadas por el equipo del museo.
La bodega que revive una tradición
El espacio reproduce con fidelidad el ambiente rural en el que familias baserritarras elaboraban chacolí durante siglos. En él destacan prensas antiguas, recipientes de madera, utensilios de trabajo y objetos etnográficos que permiten entender cómo se producía el vino antes de la industrialización. La recreación del caserío Balanda se integra en un recorrido que combina materiales arqueológicos, documentos, recursos audiovisuales y elementos interactivos.
La exposición aborda también la evolución del vino vasco, sus orígenes etimológicos y su presencia en la cultura popular, con jarras antiguas, semillas de vid halladas en excavaciones y mapas históricos.
El museo completará la muestra con charlas temáticas y visitas guiadas que profundizarán en aspectos como la arquitectura rural, los utensilios de lagar y el papel social del chacolí en Bizkaia. La exposición permanecerá abierta hasta agosto de 2026, consolidando al Museo del Txakoli de Bakio como un espacio de referencia para conocer la historia y el patrimonio vinícola vasco.