Hay mapas que sirven para orientarse y otros que invitan a sonreír. El Mapamundi de Bilbao pertenece claramente al segundo grupo. Desde hace años cuelga en bares históricos, locales con solera y casas bilbaínas, provocando risas cómplices y un orgullo difícil de disimular. Sin embargo, muchas personas desconocen que esta obra existe y, sobre todo, quién está realmente detrás de ella.
Bilbao, epicentro del planeta
El mapa sitúa a Bilbao como epicentro absoluto del planeta, en una reinterpretación tan detallada como exagerada del mundo. Doña Casilda aparece rebautizada como Patos Park, San Sebastián queda reducida a un barrio más y Vitoria, directamente, desaparece del plano. Todo ello dibujado con un estilo que recuerda a los mapas antiguos, casi romanos, donde la precisión importa menos que la historia que se quiere contar. Y la historia aquí es clara: Bilbao como centro emocional del universo.
¿Quién dibujo el mapa?
La firma del mapa ha despistado durante años. En la esquina puede leerse JEK Larson, Wissenschaftler Art Group, Nueva York, lo que llevó a muchos a pensar que se trataba de un artista estadounidense fascinado por la transformación de la ciudad tras el Guggenheim. Pero la realidad es otra, mucho más cercana y, si cabe, más interesante. Detrás de JEK Larson se esconde Juan Echegoien Krug, artista bilbaíno con una larga trayectoria internacional, que vivió casi veinte años en Estados Unidos y llegó a codearse con figuras como Andy Warhol.
Pensar que lo nuestro es lo mejor
Echegoien creó el mapamundi a finales de los años noventa como una obra de humor, casi un cuento ilustrado sobre el bilbainismo. No pretendía provocar polémica ni dar lecciones de geografía, sino jugar con una idea universal: esa sensación tan humana de pensar que lo nuestro es lo mejor. Igual que cada pueblo defiende su queso como el más sabroso, el artista decidió defender el suyo proclamando, con ironía y cariño, que Bilbao es la mejor ciudad del mundo.
Nada es casual
El mapa nació en casa, entre bocetos, referencias históricas y muchas bromas compartidas con su hijo Ager, que entonces era apenas un chaval. De ahí surgen muchos de los guiños que hoy hacen detenerse a quien lo observa: la Virgen de Begoña junto al Athletic, Santurtzi pegado al Ayuntamiento o Deusto convertido en el “origen del ketchup”. Nada es casual y nada debe tomarse al pie de la letra.
Un mapa atribuído a varias personas
¿Por qué no firmarlo con su nombre real? El propio Echegoien lo ha explicado con franqueza. Al regresar a Bilbao en los años noventa, sentía que el entorno artístico era menos tolerante con la libertad creativa. Para evitar que esta obra humorística se confundiera con su producción más seria, decidió esconderse tras un seudónimo. El resultado fue tan popular que durante años el mapa se reprodujo sin permiso e incluso fue atribuido a otras personas.
Un mapa personalizable
Hoy, el artista ha decidido cerrar ese círculo. Las nuevas ediciones del Mapamundi de Bilbao ya se firman con su verdadero nombre, reivindicando una obra que forma parte del imaginario popular de la ciudad. Además, el mapa puede personalizarse: bares, tiendas o domicilios pueden aparecer señalados junto a los grandes iconos bilbaínos, algo que ya han solicitado instituciones, empresas y comercios.
