Tras un 2024 victorioso, en el que la Gabarra volvió a surcar la Ría de Bilbao, había muchas expectativas en el Athletic Club con el 2025 que hoy llega a su fin. Un año que debía servir para consolidar el proyecto y dar un paso adelante, pero que también deja un regusto amargo entre los athleticzales.
El primer revés de la temporada llegó en enero, con la eliminación en Copa del Rey frente a Osasuna en San Mamés. Aunque la gran labor que se realizó en la Europa League ayudó a endulzar este mal trago. Clasificados en segundo lugar en fase regular, San Mamés volvió a vivir grandes noches de ambiente europeo con las visitas de Roma, Glasgow Rangers y Manchester United. Afición y jugadores volvieron a darse la mano e incluso se volvió a vivir otro gran desembarco de aficionados en Old Trafford, pero el 0-3 y 4-1 que endosaron los Red Devils fue un castigo incluso desmedido para lo que se vivió en el campo. El sueño de disputar una final europea en San Mamés se rompió en pedazos.
El broche a la temporada lo puso la clasificación, once años después, a la Champions League, logrando la cuarta plaza de manera brillante y permitiéndole a Óscar de Marcos poder tener una despedida a la altura de su leyenda y currículum como rojiblanco.

Un verano movido y un andar irregular
El mes de junio tuvo nombre y apellido en clave rojiblanca: Nico Williams. Su fichaje por el FC Barcelona se daba prácticamente por hecho. El entorno culé inflaba la burbuja con constantes declaraciones sobre su figura, por parte incluso de gente como Joan Laporta o Deco. En un último giro de guion, y ante las dudas sobre su posible inscripción, terminó renovando con el Athletic hasta el año 2035.
Aunque parecía que se calmaba la marejada, fue un verano bastante movido para los estándares rojiblancos. Primero, por la sanción a Yeray Álvarez y después, por todo el culebrón relacionado con el fichaje de Aymeric Laporte. Finalmente, la FIFA terminó por darle la razón a la entidad rojiblanca y validó su inscripción en LALIGA a mediados de septiembre.
Tras un arranque inmejorable, sumando los nueve puntos posibles en el mes de agosto, toda la ilusión acabó transformándose en dudas. Alimentadas también por la -hasta el momento- gris participación en Champions League y las constantes lesiones de jugadores importantes. Incluso Beñat Prados y Unai Egiluz dijeron prácticamente adiós a la temporada en esas primeras semanas de curso.
El Athletic llega a fin de año en octava posición en liga y con la clasificación a la fase eliminatoria de la UEFA Champions League a tan solo dos puntos -con seis por disputarse-. Además, viajará a Arabia Saudí para disputar la Supercopa y, a la vuelta, se medirá a un equipo de Segunda en Copa del Rey. Todo ello en un mes de enero que, a buen seguro, marcará el devenir de la temporada rojiblanca en un año electoral y donde parece que Jon Uriarte no tendrá oposición.
