El 31 de diciembre se ha convertido en una fecha marcada en rojo para miles de personas que despiden el año corriendo alguna de las múltiples San Silvestre que se celebran en Bizkaia. Pruebas populares, festivas y abiertas a todo tipo de participantes que, sin embargo, no están exentas de riesgos si no se afrontan con un mínimo de planificación y sentido común.
Aunque el ambiente invita a tomárselo como una fiesta, no conviene olvidar que se trata de una carrera, por corta que sea. La mayoría de las San Silvestre de Bizkaia oscilan entre los tres y los seis kilómetros, una distancia asumible para muchos, pero exigente para quienes no corren habitualmente. El principal consejo es sencillo: ajustar el ritmo a la preparación real y no dejarse llevar por la euforia de la salida. Que luego vienen los sustos.
El calentamiento previo, aunque breve, resulta clave para evitar tirones o molestias musculares, especialmente en una época del año marcada por el frío y la humedad.
Vestimenta, calzado y climatología
Diciembre en Bizkaia no suele dar tregua. Elegir ropa adecuada, transpirable y adaptada a la temperatura es más importante que el disfraz, habitual en este tipo de pruebas. El calzado debe ser conocido y cómodo. Uno de los errores más comunes es estrenar zapatillas el mismo día.
Otro aspecto que suele pasarse por alto es la hidratación. Aunque el recorrido sea corto, llegar bien hidratado y no haber abusado de comidas copiosas o alcohol en las horas previas reduce notablemente el riesgo de mareos o malestar durante la carrera.
En pruebas multitudinarias como la San Silvestre de Rekalde, Galdakao, Barakaldo, Portugalete o Getxo, conviene además extremar la atención en los primeros metros, donde se concentran corredores de ritmos muy diferentes. Mantener la calma y respetar el espacio del resto es también una cuestión de seguridad.
Disfrutar sin perder el foco
La San Silvestre es una celebración, pero no debería convertirse en un sobresalto innecesario para cerrar el año. Escuchar al cuerpo, retirarse si aparecen molestias y priorizar la salud frente al cronómetro permite que la experiencia sea positiva y que el último día del año termine con buenas sensaciones.
Porque despedir el año corriendo está bien, pero hacerlo con cabeza es aún mejor.