Un 30% de la población podría presentar un trastorno de ansiedad generalizada, el mismo número podría tener severamente alterados los patrones de sueño y el 50% podría requerir intervención profesional para la depresión, según señalan los primeros datos de una encuesta que está realizado la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) para detectar las principales consecuencias en la salud y en el bienestar psicológico de la población a causa del COVID-19.
Por el momento, cuenta con un muestreo inicial de medio millar de personas y valores obtenidos en las tres últimas semanas. Este trabajo identifica también grupos de especial gravedad, con ansiedad y depresión un 20% y con ansiedad, depresión y trastornos en el sueño un 15%.
La investigación sigue en marcha y sus datos pueden servir para detectar y prever la demanda de cuidados psicológicos que serán demandados por los ciudadanos tras la vuelta a la normalidad.
La edad media de quienes han respondido a los tests es de 40 años, siendo el 73% mujeres y un amplio número, el 68%, con estudios universitarios. Se han recibido colaboraciones desde todas las comunidades autónomas. En su mayor parte, el 90% no están afectados personalmente por la enfermedad.
También se ha detectado que las medidas de protección frente al virus, personales, como el lavado de manos, o sociales, como mantener distancia física entre las personas, no reducen el malestar emocional, como tampoco lo hace el tiempo que se dedica a buscar información sobre el virus. Y que la pandemia sea el tema estrella y ocupe gran parte del día a día influye ligera y negativamente en el bienestar emocional.