Adiós a Javi, el peluquero de Otxarkoaga que fue mucho más que eso

Vecinos, clientes y amigos despiden a Javi, un hombre cercano, alegre y sabio, que convirtió su peluquería en un lugar de encuentro y escucha
Javi será recordado como una persona buena que adoraba su trabajo. / Familia de Javi

Otxarkoaga llora la pérdida de uno de sus vecinos más queridos: Javi, el peluquero de toda la vida. Su ausencia ha dejado un hueco enorme en un barrio que lo sintió como propio. Y es que Javi no solo cortaba el pelo: aconsejaba, escuchaba, y regalaba alegría.

«Le contaba todas mis historias y me aconsejaba», cuenta Iván, un cliente que acudía a su silla desde los 14 años. “Era un un tío muy bueno, de muy buen corazón”.

Su familia también lo recuerda como era: espiritual, alegre, comprometido y muy realista. “Sabía que llegaba su hora y se despidió de todos en paz. No quería tristeza. Nos pidió que le hiciéramos una fiesta”, explica su mujer. Así era Javi: lo mismo cogía el micrófono en una boda para arrancarse con un flamenquito que te soltaba una «parrafada filosófica« entre tijeretazo y tijeretazo.

Todo comenzó cuando su padre lo mandaba a limpiar en la peluquería como castigo. Aquel castigo se convirtió a los 11 años en vocación, y en una carrera de fondo que le llevó a abrir su primer negocio. Años después, se trasladó a Otxarkoaga, el barrio de su infancia, donde se quedó hasta su jubilación. “Allí estaba toda la gente de de su infancia, la gente del barrio. Y ahí se ha quedado hasta que se jubiló”, recuerda su mujer.

Javi cortando el pelo con 11 años.

Javi formaba parte de un grupo de profesionales de la zona llamado “Pelines”, peluqueros y peluqueras que, como recuerda su hijo Kevin, “no eran competencia, eran amigos”. También le sobreviven sus otros hijos Yaiza, Erika y Jose, orgullosos de un padre que cuando “ibas con el por Otxarkoaga te tenías que parar cada dos segundos porque alguien le saludaba”.

Este viernes el barrio le despide con cariño en un funeral que se espera multitudinario. Y más adelante, como él pidió, se celebrará esa fiesta en su honor: con música, alegría y muchas historias por compartir. Porque Javi no fue solo un peluquero. Fue uno de esos hombres buenos que dejan huella.


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