La sala de prensa del Bilbao Arena vivió este martes una emotiva despedida. Xavi Rabaseda, capitán del Bilbao Basket, dijo adiós al club tras tres temporadas dejando una profunda huella en lo deportivo y en lo humano. Le acompañó el director deportivo, Rafa Pueyo, quien reconoció la dificultad de despedir a un jugador “que ha sido muy especial para nosotros”. “Este tipo de actos nunca son fáciles”, comenzó Pueyo. “Xavi deja una gran huella en Bilbao por su implicación, compromiso, actitud, trabajo y rendimiento. Y, afortunadamente, nos deja también la imagen de la primera Copa europea levantada por el club, una imagen que ya es historia del baloncesto vizcaíno”.
Con la emoción contenida tras ver un vídeo con sus mejores momentos como «hombre de negro», Rabaseda tomó la palabra con el corazón en la mano: “He tenido muchísima suerte. Estos tres años en Bilbao han sido espectaculares”, afirmó. “Aquí han crecido mis hijos, aquí nació mi hija. Mi hijo me preguntaba el otro día si podía seguir siendo del Athletic aunque nos fuéramos… Así que Bilbao siempre estará presente en nuestros corazones”.
El alero catalán no ocultó que le habría gustado seguir, pero aceptó con madurez el desenlace. “Esto es una rueda que no para. Me gustaría seguir jugando y estoy abierto a lo que venga”, apuntó.
Legado
Sobre su legado, Rabaseda lo resumió con humildad: “Me gustaría haber enseñado algo a los más jóvenes. Que recuerden que fui un buen compañero, un buen capitán, un ejemplo. Como he dicho muchas otras veces desde el ejemplo puedes exigir a los demás y es lo que he intentado desde que llegué ”.
Además de las luces, también recordó las sombras, como las lesiones o los momentos difíciles. Y lanzó un mensaje para el futuro: “O te rindes, o sigues luchando. Yo elijo luchar, aquí o en otro sitio”.
Preguntado por el futuro del vestuario, no dudó en señalar a Tomasz (Gielo) como posible heredero del brazalete: “Tiene ese carácter de liderazgo que se necesita.”.
Para terminar, Rabaseda quiso agradecer al club, al staff, a sus compañeros y a la afición el cariño recibido: “El último día en Miribilla fue muy emotivo. Es un recuerdo imborrable. Ojalá la gente recuerde con cariño mi paso por aquí”.
