Trespaderne vive con pesar la el inminente traslado de Lorenzo Carrillo, su párroco durante los últimos cinco años, quien se ha ganado el cariño de toda la localidad por su cercanía, implicación y carácter. La noticia del traslado a Espinosa de los Monteros del párroco ha provocado un profundo malestar entre los vecinos, que han recogido cerca de 500 firmas para intentar frenar una decisión dentro de muy poco se hará oficial. Alejandro, el párroco actual de la zona de Espinosa será trasladado a Galicia.
«Nos dijeron que era secreto hasta el 29 de junio, pero el pueblo se ha ido enterando. A nosotros nos lo contó Lorenzo, aunque no debía trascender», explica Begoña Labín, alcaldesa de Trespaderne, que expresa su descontento con el Arzobispado de Burgos. «Fuimos con 496 firmas recogidas en solo tres días, pero el arzobispo nos dijo que daba igual, que la decisión estaba tomada».
Uno más del pueblo
Lorenzo no es un cura más para Trespaderne. Labín describe su papel en el municipio como mucho más que el de párroco: “Ha hecho vida con nosotros. Es socio del club de fútbol, viene a las comidas, está con la gente joven, con los mayores, organiza excursiones, hace piña. Se toma una cerveza con nosotros después de misa. Es uno más del pueblo«.
La alcaldesa recuerda cómo ha conectado con todas las generaciones. “Mi hijo estuvo con él en la confirmación. Hay una concejala, Rosa, que también tiene mucho trato con él. Es alguien cercano, sencillo, que va en vaqueros y nikí. No es el típico cura de sotana”.
Se va alguien que ha marcado al pueblo
El traslado ha causado indignación especialmente porque no se entiende la lógica de la decisión. “A Carlos, otro cura muy querido, le mandaron a Burgos porque ascendía, y lo entendimos. Pero esto no tiene sentido. No va a una gran parroquia, va a Espinosa. ¿Por qué no llevan al de Medina a Espinosa y dejan aquí a Lorenzo?”, se pregunta Labín. “El que nos mandan aquí, sinceramente, no tiene el perfil. Los chavales le tuvieron en religión y acabaron cambiándose todos a valores”.
El nuevo párroco llegará en septiembre y la sensación en el pueblo es de pérdida. “Aquí la gente mayor, los jóvenes, todos están tristes. Lorenzo es muy buena persona, lo da todo. El coro de familias que creó ya ha dicho que si él se va, no sigue. Aunque sea un arrebato, muestra lo importante que ha sido”. Pese a saber que no hay marcha atrás, la alcaldesa quiere que se reconozca el trabajo de Lorenzo: “Sé que no se va a quedar, pero al menos que sepa lo mucho que se le quiere. Que sepa que lo ha hecho bien. Se va alguien que ha marcado al pueblo. Independientemente de que seas creyente o no, Lorenzo ha sido parte de nuestras vidas”.
