
Cáritas Bizkaia acompañó en 2024 a 12.096 personas en situación de vulnerabilidad a través de 249 proyectos en todo el territorio. Según su directora, Elena Unzueta, se trata de una intervención centrada en los derechos, las relaciones humanas y el cambio estructural.
La entidad alerta de que, aunque los perfiles no han cambiado, sí lo han hecho las expectativas de futuro: muchas personas viven atrapadas en un sistema que les niega oportunidades.
En el centro de la exclusión
El 52% de las personas atendidas fueron mujeres. Dos de cada tres familias tenían hijos a su cargo, casi la mitad eran monoparentales encabezadas por mujeres. El 68% eran personas migrantes, y el 60% carecían de papeles, lo que dificulta su integración.
También destaca la diversidad de edades: un 19% eran menores, otro 19% jóvenes, y más de 7.000 personas estaban entre los 30 y los 64 años.
Cuatro grandes obstáculos
Cáritas identifica cuatro factores clave de exclusión:
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Vivienda inalcanzable: acompañaron a 800 personas y destinaron más de 270.000 euros en ayudas.
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Pobreza y empleo precario: más de 7.000 personas fueron acogidas y cerca de 1.800 recibieron orientación laboral.
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Soledad y aislamiento: más de 1.700 personas participaron en espacios comunitarios.
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Salud mental deteriorada: 251 personas recibieron atención psicológica.
Un compromiso colectivo
La labor de Cáritas fue posible gracias a 1.761 personas voluntarias y más de 4.400 socias y colaboradoras. La entidad insiste en que la pobreza no se combate solo con recursos, sino también con políticas públicas, vínculos comunitarios y compromiso social.
Unzueta ha concluido con una llamada clara: “En un mundo que fragmenta y expulsa, acompañar también es resistir. Y acompañar transforma”.