La paciencia de los vecinos de una casa del barrio de Romo, en Getxo, está al límite. Desde hace casi un año, conviven con un problema que no solo es insalubre, sino también peligroso. Uno de los residentes, enfermo de síndrome de Diógenes, ha convertido tanto su vivienda como las zonas comunes —el patio y el portal— en un auténtico vertedero. Y no es una forma de hablar: ha acumulado maletas, alfombras, televisores, bombonas de camping gas, latas de disolventes y pinturas, entre otros muchos objetos que arrastra desde los contenedores.
Olores y peligro
“Hay olor a pis, hay ratas, y la casa tiene estructura de madera. En cualquier momento puede pasar una desgracia”, alertan los vecinos, que denuncian la lentitud del proceso judicial que supuestamente debería permitir el vaciado de la vivienda. “Han venido, han sacado fotos y nos dicen que hay que esperar. Pero llevamos casi un año esperando”, lamentan.
La acumulación de objetos ha llegado al extremo de bloquear el acceso a la vivienda. “Tiene la puerta taponada hasta el techo. Sillas de ruedas, patinetes, televisores, un tacatá… mueve todo con su santa paciencia, no sabemos cómo”, añaden.
El riesgo no se limita a los obstáculos físicos. El residente también fuma y tira colillas en el portal y el patio, lo que, sumado a la presencia de material inflamable, eleva el nivel de peligro. “Un día estalla y todos se echarán las manos a la cabeza”, avisan.
Los vecinos piden celeridad en el caso y actuar desde el fondo del problema. “Esto no es solo vaciar la casa y ya está. Es una enfermedad. Si no se le trata, lo volverá a llenar. Hay que cortar el problema de raíz”, reclaman.
