No hay plazos, ni precios. Lo único claro a día de hoy es que Bizkaia tendrá una tasa turística. Lo que hoy se ha anunciado es que se inicia, de forma oficial, el proceso que tiene varias etapas. Estamos en el proceso de consulta previa, la forma de decirles a los ciudadanos que las instituciones se han puesto en marcha para contar con ese impuesto que funciona en varios puntos del mundo. En quince días se pueden presentar alegaciones, aunque sería sobre una idea sin contenido. En caso de que haya propuestas, se pasará con ellas a la siguiente fase, en la que se unen a las de las instituciones en busca de una tormenta de ideas que creen la memoria. Ahí es cuando entra el Órgano de coordinación tributaria de Euskadi donde está Eudel y las instituciones. En manos de este Órgano, a partir de septiembre estará la responsabilidad de lanzar el anteproyecto ya con la tasa, por la que apuesta Bizkaia, ya dibujada. A partir de ahí, es el momento de la etapa final con la exposición pública, alegaciones y visto bueno definitivo. El proceso no tiene una fecha concreta de finalización, así que habrá que seguir pendientes de las etapas.
TASAS ENTRE UN EURO Y LOS 100 DÓLARES
La tasa turística es un impuesto que se cobra a las personas que se alojan en un destino, normalmente en hoteles, apartamentos turísticos, hostales o campings. La pagan los visitantes, no los residentes, y suele aplicarse por persona y por noche. Hay muchos ejemplos. En Lisboa es de dos euros noche por persona, máximo de cobro siete días; en Venecia sube hasta los diez euros la noche y desde el año pasado también se cobra a los visitantes de un sólo día; el impuesto turístico más caro está en Bután donde hay que pagar 100 dólares el día. No es una tasa al uso, sino un «paquete de sostenibilidad» que incluye guía, transporte, alojamiento, etc.
