
Es 12 de agosto, y si eres fan del Kalimotxo, toca brindar. Porque justo ese día, hace ya más de medio siglo, nació en el Puerto Viejo de Algorta esta mezcla tan nuestra de vino tinto y refresco de cola. Y sí, su origen es tan divertido como inesperado.
Todo empezó en las fiestas de San Nicolás de 1972, cuando la cuadrilla Antzarrak se encargó de montar el sarao. Compraron 2.000 litros de vino, pero al abrirlos… ¡sorpresa! Estaban picados. Como no podían tirarlos (el gasto había sido tremendo), se pusieron creativos. Probaron mil mezclas hasta que dieron con la clave: mitad vino, mitad cola. Y voilà, el Kalimotxo.
Uno más en las fiestas
Pero faltaba el nombre. Ahí apareció un colega apodado «Kali», y alguien soltó que en euskera, «motxo» significa feo. Entre risas y copas, nació el nombre que hoy todos conocemos. Y lo mejor: ¡funcionó! Vendieron los 4.000 litros y la gente lo flipó.
Desde entonces, el Kalimotxo se ha colado en fiestas, botellones y bares de todo el mundo. Incluso Coca-Cola lo registró, y la RAE lo metió en el diccionario. No está mal para una bebida que empezó como un apaño, ¿no?
Así que ya sabes: si ves un Kalimotxo, recuerda que estás celebrando una historia de ingenio, amistad y buen rollo. ¡Feliz cumple, Kalimotxo!