Mikel, oficiante de funerales laicos de la empresa BMV Eventos, asegura que su labor va mucho más allá de dirigir ceremonias: consiste en acompañar a las familias y mantener vivos los recuerdos de quienes se han ido. En una entrevista a Endika Rubio en directo, relató la historia de Feliciana Fernández, que falleció a los 77 años escuchando Radio Nervión, su compañía diaria durante años. Feliciana, natural de Burgos y residente en Sestao, destacó por ser una mujer cantante, alegre y generosa, que transmitía su cariño a todos los que la rodeaban. Incluso en el hospital, mantenía a sus hijos conectados con la radio y con la música que tanto le gustaba.
La historia de Feliciana también muestra la importancia de valorar a los mayores, de escucharles, de acompañarles y de interactuar con ellos en vida. Según Mikel, los familiares suelen lamentar no haber expresado más cariño, no haber llamado o visitado más a sus padres o abuelos, y esta experiencia le refuerza su mensaje: decir lo que sentimos antes de que sea demasiado tarde.
Amor infinito
El oficiante subraya que, aunque los funerales implican momentos de tristeza, también son espacios para recordar la vida con humor, amor y cercanía. «La interacción que tenemos es de un rato nada más, porque estás 15 a 20 minutos con cada familia y otros 15 a 20 minutos después haciendo la ceremonia, pero intento sacarle siempre una sonrisa, un recuerdo», explica Mikel.
Para él, la lección es clara: menos tiempo en redes o videojuegos y más llamadas, visitas y muestras de afecto hacia los mayores. «El amor de estas personas mayores que se nos están yendo es infinito, o sea inconmensurable», señala.
La historia de Feliciana, con su alegría, su generosidad y su música, es un ejemplo conmovedor de cómo se puede vivir con cariño y dejar una huella imborrable.
