
El Banco de Alimentos de Bizkaia celebra 30 años de solidaridad con un homenaje a las personas voluntarias que, desde 1995, han hecho posible su labor solidaria. Será en un acto este jueves, en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao, coincidiendo con el Día Mundial de la Alimentación.
El Banco inició su andadura en 1995 de la mano de Enrique García Lapeña y Manuel Herrero, dos personas jubiladas, que junto a un pequeño grupo de voluntarios y en condiciones muy precarias, lograron repartir 30.000 kilos de alimentos. Tres décadas después, la entidad ha alcanzado una dimensión y un reconocimiento que superan todas las expectativas iniciales. Así, el año pasado repartió casi tres millones de kilos de alimentos, atendiendo a 21.903 personas, de las que 3.770 eran niños y niñas y 546 lactantes, contando actualmente con 188 personas voluntarias estables. Todo ello a través de 150 asociaciones colaboradoras, consolidándose como una de las ONG más reconocidas y prestigiosas de Bizkaia.
La entidad ha sabido adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad, diversificando sus fuentes de alimentos y colaborando con instituciones públicas y privadas para garantizar una distribución justa y eficiente. «Treinta años después, el Banco de Alimentos de Bizkaia sigue siendo necesario. Nuestro reto es el mismo que en 1995: dar una respuesta digna a quienes más lo necesitan» afirma Luis Crovetto Castañón,presidente del BAB.
2011, un año crítico
En 2011, el Banco de Alimentos afrontó uno de los mayores desafíos de su historia. Un incendio destruyó por completo su almacén de Basauri, junto con 70.000 kilos de alimentos, maquinaria y documentación. A pesar de ello, la actividad no se detuvo ni un solo día. Más de setenta voluntarios reorganizaron el trabajo en un local provisional y mantuvieron la ayuda a miles de familias.
Desde entonces, el BAB no ha dejado de crecer hasta movilizar a más de 5.000 personas cada año en campañas como la Gran Recogida, que hoy es una de las iniciativas solidarias más reconocidas y participativas de Bizkaia.
«Después de treinta años he visto cómo el Banco de Alimentos ha crecido, pero su esencia sigue siendo la misma: las personas. Lo que empezó como un gesto de ayuda se ha convertido en una red de solidaridad inquebrantable», cuenta Nicolás Palacios, voluntario del Banco de Alimentos desde 1998 y uno de los más veterano.
Más que solidaridad
El Banco de Alimentos de Bizkaia no solo contribuye a paliar la necesidad alimentaria, sino que su actividad tiene un impacto positivo en la economía, el medio ambiente y el ahorro energético. En 2022 y 2023, la entidad ha evitado la emisión de 789 y 685 toneladas de CO₂, respectivamente, gracias al aprovechamiento de alimentos perecederos y la reducción del desperdicio alimentario, en consonancia con la nueva Ley del Desperdicio Alimentario.