¿Lo huelen? Es ese aroma inconfundible a talo de Santo Tomás, a Sokonusko que se pega al paladar y a esa resignación colectiva que nos invade cada vez que los niños de San Ildefonso cantan un número que, por supuesto, no es el nuestro. El Gordo ha pasado de largo (otra vez), saludando desde la ventanilla de un tren que no para en nuestra estación. Pero, qué quieren que les diga, aquí seguimos. Sobreviviendo a otro año que ha tenido de todo, como una buena ración de rabas: momentos crujientes, algún que otro exceso de aceite y ese sabor a lo nuestro que no te dan en ningún otro sitio.
Hablemos de este maldito y bendito 2025. Si uno mira los grandes titulares internacionales, parece que el mundo se acaba cada martes a las tres de la tarde. Pero en Radio Nervión somos de otra pasta. Aquí nos importan las cosas que ocurren a la vuelta de la esquina, esas que no abren los informativos en Madrid pero que nos quitan el sueño o nos alegran el café en la barra del bar.
«No buscamos el Pulitzer (bueno, si llega, no diremos que no), buscamos ser ese vecino que te cuenta lo que pasa mientras esperas el metro.»
Lo que de verdad nos importa
A lo largo de estos meses hemos publicado noticias que, para un analista de Wall Street, serían irrelevantes, pero que para nosotros son el pulso de la calle. Hemos hablado de Celia y Daniel, esos valientes que se fueron a conducir autobuses a Alemania porque allí el sueldo cunde más que aquí, aunque echen de menos el sirimiri. Recientemente, nos hemos indignado juntos cuando supimos que unos desalmados apedrearon un Bizkaibus en Larrabetzu, porque tocar el transporte público es tocarnos la fibra a todos.
También hemos tenido momentos de esos que te dejan con la ceja levantada, como cuando nos aclararon que, por mucho que se rumoreara, la AP-68 no iba a ser gratis en enero. «Es falso», nos dijeron desde Abertis, despertándonos del sueño del peaje inexistente entre Bilbao y Zaragoza. Por no hablar del ínclito radar de Saltacaballo. Son retazos de vida, pequeñas crónicas de una Bizkaia que no se detiene.
Un año de cercanía
Porque al final, de eso va Radio Nervión. De contarles que hay un mercado medieval que solo dura tres días o de investigar por qué se escucharon disparos en Bilbao una madrugada cualquiera. No buscamos el Pulitzer (bueno, si llega, no diremos que no), buscamos ser ese vecino que te cuenta lo que pasa mientras esperas el metro (otro que también nos ha dado más de un titular).
Este 2025 ha sido un año de bregar, de contar historias de gente corriente que hace cosas extraordinarias. Ha sido maldito cuando nos ha traído malas noticias. Noticias que nunca quisimos dar como la muerte de nuestra compañera María Jesús y bendito cuando nos ha permitido sacarles una sonrisa. No nos ha tocado el Gordo, de acuerdo. Pero tenemos salud, tenemos radio y nos tenemos los unos a los otros. Y eso, en los tiempos que corren, es casi como si nos hubiera tocado el reintegro de la vida.
Así que, desde esta redacción que ya huele a cena de Nochebuena, solo nos queda desearles una Feliz Navidad. Disfruten de los suyos, cuidado con los bigotes de los langostinos y las burbujas del cava, coman sin remordimientos (el régimen ya si eso para el 2026) y, sobre todo, tengan mucha salud. Nosotros seguiremos aquí, al pie del cañón, para contarles que la vida, pese a todo, sigue valiendo la pena.