Se dice de Ibon Areso que es el padre del urbanismo de Bilbao y artífice de los grandes cambios de la capital vizcaína. El arquitecto fue nombrado director de la Oficina Municipal para el Plan General de Ordenación Urbana en 1987. En la entrevista con esta casa, destacó los pasos que llevaron a la ciudad a superar una profunda crisis económica y social, agravada por las inundaciones de 1983. Como concejal y responsable del Área de Urbanismo y Medio Ambiente (1991-2014), participó en proyectos emblemáticos como la transformación de Abandoibarra, la creación del Museo Guggenheim y la reubicación de infraestructuras clave.
Ibon Areso Mendiguren, natural de Bilbao, asumió la Alcaldía de la capital vizcaína tras más de 20 años como concejal, siempre relacionado con el área de urbanismo, y tras ser mano derecha y hombre de confianza del recién desaparecido Iñaki Azkuna. Areso fue elegido como relevo de Azkuna al frente del Consistorio y permaneció en la Alcaldía hasta las elecciones municipales de 2015. Aunque era considerado el «relevo natural», reconoce que se sintió «un poco obligado»: «Yo lo que quería era jubilarme», señala. «pero Iñaki Azkuna no me dejaba«, asegura entre risas.
Arquitecto de profesión y urbanista por devoción, Areso es una de las figuras clave en la transformación de Bilbao. Ha participado en la redacción de numerosos documentos de planeamiento urbanístico para Bilbao, y fue miembro de Bilbao Ría 2000 y de la Comisión Gestora para el Desarrollo Urbanístico de Zorrotzaurre. También presidió el Consorcio de Aguas. Ibon Areso accedió al Ayuntamiento en 1991 con la plancha del alcalde Josu Ortuondo, cuya figura ha reivindicado, ya que lo considera clave en el tránsito y planeamiento de las grandes actuaciones de Bilbao, y un gran gestor.
Apuestas arriesgadas
Reconoce que se enfrentaron al 90 % de la población cuando aceptaron el reto del Museo Guggenheim. «Nos llamaron locos —asegura—. Era una apuesta muy arriesgada, pero que había que hacer, y salió bien». Con un paro del 30 %, el 95 % de los bilbaínos estaban en contra del Guggenheim. La transformación de Bilbao era obligada. «No es políticamente correcto decirlo, pero lo que nos preocupaba en los 90, cuando proyectamos el nuevo Bilbao, no era el medio ambiente, sino el empleo. La capacidad de reaccionar no es la misma cuando te has muerto y hundido».
Para que el Guggenheim fuera rentable, en un año tenía que alcanzar las 450.000 visitas. ¡En el año de la inauguración tuvimos 1.350.000 visitantes! En el año de su apertura, el turismo generó 144 millones de euros. La Administración recuperó la inversión en cinco años a través de impuestos. Así, Bilbao pasó de ser una ciudad fea, gris e industrial a una capital económica y cultural. Fueron muchos años y muchas actuaciones, pero fue determinante.
Jubilación activa
Areso es «un jubilado muy activo». «De vez en cuando me sale algún que otro bolo», dice. Recientemente ha ofrecido una conferencia en Guadalajara sobre los grandes cambios de Bilbao y próximamente irá a San Paulo, Brasil, a exponer estos temas. «Hay que tener la cabeza ocupada», reconoce.
Grandes recuerdos y momentos muy bonitos los que guarda de esta casa, Radio Nervión y TeleBilbao. «Me queda el disgustillo de no haber visto al Athletic ganar una Final como Alcalde. Llegamos a una y pensé que lo podíamos lograr, pero no pudo ser», asegura este acérrimo socio del Athletic.
Un placer. Modesto, sencillo, con un humor inglés y una cabeza privilegiada, Ibon Areso es un gran amigo de esta casa y una persona de la que siempre hay cosas interesantes que aprender. Muchas.
