La carrera tendrá lugar este doming 1 de junio en las modalidades de andar y correr, sobre un circuito de 12.000 metros de recorrido. La dificultad es moderada, una altitud máxima de 290 metros, y 339 metros, tanto de desnivel positivo como de desnivel negativo.
Durante el Imperio Romano, las poblaciones del interior buscaban establecerse cerca de las calzadas romanas. En el caso de Loiu, se tiene constancia de un mercado de madera, lo que revela la existencia de comerciantes y leñadores en la zona. A pesar de la llegada de las legiones romanas, el ancestral pastoreo apenas sufrió cambios.
Los hallazgos arqueológicos, principalmente epigráficos y numismáticos, encontrados en puntos muy diversos de la geografía vizcaína, a menudo cerca de la desembocadura de los ríos, demuestran que existían vías de comunicación terrestres que conectaban la costa con el interior, de las que Loiu formaba parte activa.
Restos arqueológicos
Varios elementos, como las vías naturales de entrada al municipio, los establecimientos cercanos a los caminos principales y diferentes restos arqueológicos, apuntan a una perduración de las rutas romanas. Estas rutas han sobrevivido hasta la actualidad, adecuándose a los puntos de entrada de la provincia. Su trazado, más allá de lo estratégico o geográfico, obedece principalmente a intereses económicos.
Los vestigios de la herencia romana siguen saliendo a la luz, revelando un legado histórico que ha evolucionado según las necesidades comerciales y religiosas de la población. Entre las construcciones destacadas se encuentra la parroquia de San Pedro Apóstol, cuya fecha de fundación es incierta (probablemente en el siglo XII), aunque consta su primera reforma en el año 1634.
500 vecin0s en 98 casas
En ese año, Loiu contaba con 500 vecinos repartidos en 98 casas. La existencia de una tejera y siete molinos sustentaban una industria local que garantizaba una vida holgada para sus habitantes.
Son precisamente estos 500 vecinos fundacionales quienes dan nombre al evento deportivo Loiu 500 Trail, una carrera que une el municipio a través de sus “calzadas” actuales y recorre un paisaje tradicional de verdes campos y arbolado diverso. Un homenaje vivo a un pasado que, lejos de ser olvidado, sigue marcando el paso de sus gentes.
