
A partir de los 50 años, el cuerpo de las mujeres experimenta cambios significativos: disminución de la masa muscular, densidad ósea y tasa metabólica basal. Para contrarrestar estos efectos, las fisioterapeutas de Osakidetza, Ana Anguiano y Araitz Garaikoetxea, enfatizan la necesidad de incorporar ejercicios de fuerza y una dieta adecuada en la rutina diaria.
«El ejercicio es la mejor medida para la prevención y el tratamiento de enfermedades con mayor incidencia en esta etapa de la vida», afirmó Anguiano durante un taller organizado por el Ayuntamiento de Barakaldo y Osakidetza con motivo del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Además, Garaikoetxea añadió que «las dietas ricas en proteínas refuerzan el beneficio aportado por el ejercicio físico y favorecen el envejecimiento saludable».
Beneficios más allá del músculo
El entrenamiento de fuerza no solo ayuda a mantener y aumentar la masa muscular, sino que también fortalece los huesos, mejora el metabolismo y protege las articulaciones. Estos beneficios son especialmente relevantes para prevenir la osteoporosis y la sarcopenia, condiciones comunes en mujeres posmenopáusicas.
En cuanto a la alimentación, se recomienda una ingesta adecuada de proteínas para mantener la masa muscular y la salud ósea. Fuentes de proteína como huevos, carne, pescado y legumbres son esenciales en la dieta diaria.