
Portugalete ha vuelto a latir este 1 de julio al ritmo de su tradición más entrañable: la fiesta de la Virgen de la Guía, una jornada que cada año congrega a más de 40.000 personas entre jarrilleros y visitantes. Ni los más de 30 grados previstos por Euskalmet, ni la alerta naranja por altas temperaturas han impedido que miles de vecinos se echen a la calle para rendir homenaje a su patrona en una de las celebraciones más multitudinarias y emotivas del calendario local.
Misa y procesiones en honor a la Virgen
La jornada ha arrancado temprano con el txupinazo y el izado de los Dominguines. A las 11:00 horas ha tenido lugar la tradicional misa en honor a la Virgen en la Basílica de Santa María. A partir de las 12:00, la devoción se hará camino con la procesión a la Virgen de la Guía, que ha partirá desde la basílica acompañada por los sonidos tradicionales de Portugaleteko Txistu Zaleak y Trikileku. Poco después, hacia las 12:15, la celebración continuará por la ría con la procesión marítima, uno de los momentos más emblemáticos del día, en la que la patrona surcará las aguas desde el Muelle Viejo a bordo de La Jarrillera, la trainera del club San Nicolás Arraun Taldea.
Este año, además, la fiesta ha contado con una novedad simbólica: los personajes de los Dominguines, figuras tradicionales que durante medio siglo han presidido la celebración desde las alturas, han cobrado vida gracias a dos vecinos que han desfilado por la villa como ‘Dominguín’ y ‘Dominguina’, despertando sonrisas, fotos y nostalgia.
Organizada por la Sociedad Berriztasuna Dantza Taldea, la jornada ha unido generaciones enteras, desde mayores que no faltan a la cita desde niños, hasta jóvenes que viven este día como una seña de identidad. Y aunque el calor aprieta, las ganas de celebrar no aflojan: el programa continuará hasta la madrugada con ambientazo en las txosnas, bailes y encuentros bajo el nombre de la Virgen de la Guía.