
Después de 18 años, una de las voces más emblemáticas del pop español vuelve a casa. Amaia Montero regresa a La Oreja de Van Gogh, la banda que la vio crecer y que marcó una época inolvidable para miles de seguidores. La noticia, anunciada este miércoles, ha despertado una ola de emoción y esperanza en un mundo musical que siempre ha visto en este grupo un referente de pasión, honestidad y letras que tocan el alma.
Pablo se va, Amaia llega
Durante todo un año, el grupo se refugió en San Sebastián, su “escondite en el mundo”, donde tejieron nuevas canciones y revivieron recuerdos, mientras preparaban esta vuelta mágica. Al mismo tiempo, su guitarrista y cofundador Pablo Benegas ha decidido tomarse un descanso para centrarse en su familia y en nuevos proyectos personales, dejando un hueco que ahora llena la voz cálida y única de Amaia.
Cuatro jóvenes soñadores
La Oreja de Van Gogh no es solo una banda; es el reflejo de la amistad de cuatro jóvenes que un día unieron sus sueños y su música para dar vida a un fenómeno cultural que ha acompañado a generaciones enteras. Desde aquel lejano 1997, cuando grabaron su primer disco, «Dile al sol», con músicos externos porque aún pulían su sonido, hasta convertirse en una de las bandas más queridas del país con álbumes como «El viaje de Copperpot» o «Lo que te conté mientras te hacías la dormida», su historia es la de un éxito cimentado en el talento, la complicidad y la emoción.
Reencuentro
El regreso de Amaia significa mucho más que un cambio en la formación; es un reencuentro con la esencia misma que enamoró a millones: canciones que hablan de amor, de sueños, de momentos cotidianos elevados a poesía. Para todos aquellos que han cantado a pulmón temas como «Rosas», «La playa» o «Cuéntame al oído», esta noticia es una invitación a revivir esa magia, a volver a sentir que la música puede ser un refugio, un vínculo y una celebración.
En un momento en que la música a menudo se siente fría y distante, La Oreja de Van Gogh recupera ese calor humano, esa complicidad que nace cuando la amistad y la pasión se combinan en melodías inolvidables. Amaia, Pablo, Xabi, Haritz y Álvaro nos recuerdan que la música no solo es sonido, sino también memoria, emociones compartidas y futuros por descubrir.