
El Surne Bilbao Basket salió victorioso en su visita a Le Portel en la FIBA Europe Cup por 74-78. El equipo de Jaume Ponsarnau ganó por un estrecho margen, en un partido que se jugó sin una gran tensión competitiva. La victoria no tuvo más valor que el hecho de dejar en manos del Cholet la posibilidad de hacerse con el primer puesto del grupo, lo que obligará a los franceses a ganar su próximo partido en Sassari si quieren asegurar el factor cancha en los cuartos de final.
A pesar de la victoria, el Bilbao Basket dejó una sensación de desacierto en varios aspectos del juego. La falta de concentración fue evidente en los fallos debajo del aro. Los jugadores cometieron errores en el pase y en la defensa contra una escuadra francesa que, aunque se mostró competitiva, no estuvo a su mejor nivel. A esto se sumó la habitual inconsistencia en los tiros abiertos, un déficit que ha acompañado al equipo en varias ocasiones esta temporada.
Decisivo Abdur-Rahkman
Entre las pruebas realizadas, destacó la presencia de Kristian Kullamae como base, sustituyendo a Harald Frey, aunque la experimentación con el rol no logró ser un gran éxito. Omar Silverio, por su parte, sigue sin convencer como una pieza diferencial en el equipo. A pesar de su esfuerzo, la falta de consistencia y la presión por adaptarse rápidamente a un rol importante lo siguen limitando.
Por otro lado, Abdur-Rahkman volvió a ser clave en el desenlace del partido ante el Le Portel, resolviendo la situación con una serie de tiros decisivos al final del encuentro. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es por qué no logra mantener ese nivel de juego de manera constante, ya que sus intervenciones siguen siendo irregulares.
En definitiva, el Bilbao Basket sigue adelante con un objetivo aún pendiente: determinar su rival para los cuartos de final, cuyo nombre dependerá de lo que ocurra hoy en los partidos restantes. El equipo se enfrentará a un cruce importante, cuyo rival será Zaragoza, el Tofas o el Oporto.